EL MOVIMIENTO
INDÍGENA DE COTOPAXI
MIC

Hablar de nuestra historia significa reconstruir, unir pedazo a pedazo los hechos más importantes de nuestras vidas, de nuestros chaquiñanes, de nuestros montes, de nuestra tierra, esa donde vivieron nuestros mayores y vivirán nuestros hijos. Así, uniendo hombre y tierra, pasado, presente y futuro, podemos conocer la historia de nuestras organizaciones.

En la memoria de nuestro pueblo queda como un hecho imborrable el momento en que los españoles invadieron nuestras tierras, cuando quisieron que dejáramos de ser hombres para convertímos en bestias de carga, cuando nos hicieron trabajar en sus obrajes, en "sus tierras" que eran las nuestras. Más tarde con la independencia, pensamos que nuestra situación cambiaría, pero era una ilusión vana. Siguieron existiendo los terratenientes, los indígenas seguimos trabajando la tierra a cambio de un mísero pedazo, donde moríamos víctimas de los malos tratos, la desnutrición, las enfermedades, etc. Y hace algunos años empezamos a escuchar que existía una reforma agraria, que la tierra la iban a dar a quien la trabajaba, y volvió nuestra esperanza. Entonces, las reuniones en las comunidades empezaron a ser más grandes, hubo más preocupación de los trabajadores de las haciendas, las bocinas, los churos también parecían haberse nutrido de más energía cuando llamaban a todos.

Y así como antes nos reuníamos para protestar por los impuestos de los españoles y por los malos tratos en los obrajes, ahora nos reuníamos para reclamar que nos restituyan nuestras tierras, que nos paguen mejores salarios, etc. Estábamos concientes de que debíamos organizarnos, que nuestras comunidades tradicionales debían convertirse en comunas para ser reconocidas por el Gobierno.

De esta manera, especialtnente en las décadas del 60 y 70 dimos impulso a la organización en comunas, todas tuvieron su propia historia. Por ejemplo, la comuna de San Luis se formó como una defensa de los indígenas contra los abusos de los hacendados de Cuchibamba que no querían que utilizáramos el agua, y destruían nuestros sembríos y cosechas. Otra comuna, la de Unión y Trabajo, nació de la unión de muchos indígenas que nos agrupamos para comprar la tierra.

Otras comunidades, como la que estuvo en relación con la hacienda Cachi Alto de propiedad de Benjamín Calero, ubicada en la zona de Pujilí, después de muchos años de lucha consiguio que en 1977 el IERAC le adjudique legalmente la tierra.

En estas luchas hemos contado con el apoyo de organizaciones indígenas a nivel nacional como el ECUARUNARI y de provincias como: Bolívar, Chimborazo, Imbabura, etc. También se han solidarizado con nosotros la diócesis de Cotopaxi, Operación Matogroso, etc.

Especialmente la relación de los indígenas con la Iglesia, en función de dar servicio a las comunidades, posibilitó que en 1974 construyamos la Casa Campesina de Salcedo, la misma que ofreció un espacio para la reunión de los dirigentes de las diferentes comunidades, la realización de cursos de promoción y capacitación, etc. Al empezar a dialogar entre nosotros y conocer nuestros problemas sentimos la necesidad de teneruna organización más fuerte, que sobrepase a la comunal y nos de más fuerza en nuestras luchas. En base a esta primera experiencia, y con el deseo de ampliar la organización e iniciar un proceso de unidad en base a la autogestión indígena, construimos en 1980 la Casa Campesina de Pujilí, en donde participaron todas las comunidades. Actualmente la Casa Campesina presta los siguientes servicios: hospedaje, sala de sesiones, sala de velorios, vivienda de funcionarios, cabina de grabación, bodega, cocina, corral, dispensario médico, canchas de recreación, tienda comunal, áreas agrícolas.

Esta Casa Campesina, al igual que la de Salcedo, permite que la gente de las diferentes comunidades tengamos un lugar de reunión, en donde hablar de nuestros problemas, de nuestras aspiraciones. La realización de cursos de capacitación sobre distintos aspectos, etc.

La Casa Campesina de Pujilí es importante en la constitución del Movimiento Indígena de Cotopaxi (MIC), el mismo que se organizó en 1980 en base al trabajo de las casas campesinas, de las organizaciones de segundo grado ya existentes en la provincia, y de los líderes.

Con la formación del MIC se han ido constituyendo y fortaleciendo las organizaciones de segundo grado, las mismas que en la actualidad son: Mulalillo, Cusubamba, Planchalorna, Casa Campesina de Pujilí, Zumbagua, Chucchilán, Salcedo, Saquisilí y Guangaje.

OBJETIVOS DEL MIC

ESTRUCTURA, FUNCIONES Y ACTIVIDADES DEL MIC

El MIC tiene como autoridad máxima la Asamblea General en la cual participan los dirigentes que representan a sus respectivas organizaciones. En esta Asamblea se nombra además un presidente, vicepresidente, secretario, tesorero y coordinador de las comunidades.

SITUACION ACTUAL

A pesar del camino recorrido y del esfuerzo realizado para consolidar a nuestra Organización, el MIC sigue afrontando grandes problemas, el más grave para nosotros es la presencia de sectas religiosas que están dividiendo a las comunidades. En este aspecto uno de los conflictos más graves que enfrentamos fue el ocurrido en la Comunidad de Maca Grande, en donde se enfrentaron entre comuneros evangélicos y católicos, defendiendo intereses que no son los nuestros, y sin tomar en cuenta que somos indigenas y pertenecemos a una misma comunidad. Este problema se sigue repitiendo en otras comunidades como son: Cachi Alto, Cuturiví Chico, etc.

Al igual que las sectas religiosas, la introducción de instituciones de desarrollo, de partidos políticos, etc., sigue fomentando la división de las comunidades y por lo tanto el debilitamiento de la organización indígena.

En la búsqueda del fortalecimiento de nuestra organización, creemos importante la solidaridad y colaboración entre diversas organizaciones provinciales para definir una línea organizativa y una política que responda a los intereses de nuestro pueblo.

Fuente: Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE), Las nacionalidades indígenas en el Ecuador: Nuestro proceso organizativo, 2d ed., 1992: 500 años de resistencia india, no. 0 (Quito: Ediciones Tincui - Abya-Yala, 1989), 161-64.


Comentarios y Sugerencias / Comments and Suggestions: Marc Becker (marc@yachana.org)

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